¿Recuerdas cuando jugabas
en el patio
de la vieja casa de la abuela?
Tu cuerpo todo vibraba
sobre las baldosas del patio.
Tus ojos, vírgenes de mundo,
exploraban ávidos los rincones:
el macetero con el olivo,
que nunca tuvo frutos;
el cedrón fragante
sobre la pared del fondo.
Tus manos creaban juegos
con hojas y piedritas
y acariciaban amorosas
los largos cabellos
que la abuela peinaba.
Los años fueron pasando
Y el Tiempo hizo su trabajo.
La abuela ya no está.
La casa ya no existe.
Aún así, y en el recuerdo,
tú sigues jugando
en el patio
de la vieja casa de la abuela.